La excusa:
¿ vicio, manía o enfermedad?
Porque, es que, tenía que, haber si, y si... ¿En cuántas ocasiones nos hemos
escudado en estas palabras parapetados ante el olor del fracaso?. En mi
trayectoria deportiva me he encontrado miles de veces con el vago pensamiento
de su significado ante la derrota. Si, no lo ocultéis, no intentéis convencerme que nadie de los que leeréis este post no lo
habéis usado nunca.
En
una carrera de natación, se maneja mucho la gestión de tiempos emocionales, ya
que es cuestión de milésimas de segundo tomar decisiones que pueden marcar la
diferencia entre el éxito y la derrota. Esto va muy ligado a la visualización
hiperincursiva, algo que aprrendí de Emilio Duró. Se trata sencillamente de
anteponerse a los estados negativos rellenando nuestro espacio temporal con
pensamientos positivos, es decir, no esperar al resultado para dar a conocer
nuestras excusas y visualizar aquello por lo que competimos, eso si, desde una
perspectiva real.
Bien,
una vez realizada mi entrada voy a comenzar a hablar de la importancia de
generar tabúes semánticos ( pedante) que cuestionen nuestro camino hacia un
objetivo. Quiero tratar la excusa anteponiendo la visualización del éxito ante
la derrota. Tanto en la vida como en el deporte, hay que ser realista con uno
mismo y no permitir que nuestro ego nos ciegue ante la realidad. Un buen deportista se prepara
cada día durante muchas horas para generar la mejor versión de sí mismo. Por
ello cuando llega el momento de la verdad, ese en el que tu mente empieza a
cuestionar tus recursos físicos, debemos ser conscientes de que nunca debemos
cuestionar nuestra capacidad de esfuerzo y mucho menos usar las palabras porque, es que, tenía que, haber si, y
si... ya que lo que conseguimos con ello es debilitar uno de los valores más importantes en un
deportista de élite: la superación.
Como
he comentado antes la vida y el deporte van ligados en lo que a planteamiento
de objetivos se refiere. En el día a día nos cuestionamos si llegar a ese
objetivo que nos hemos marcado está al alcance de nuestras manos y nos
preocupamos más en modelar nuestras excusas que en visualizar los motivos de
conseguirlo. Y ahora me pregunto, ¿hasta cuánto estamos dispuestos a luchar por llegar a lograr lo que nos
proponemos sin poner excusas y usando toda nuestra motivación para dar nuestro
100%?. ¿Creemos lo suficiente en
nosotros mismos como para saber que si lo intentas, al menos te das la
oportunidad de omitir la posibilidad de una retirada?.
“el camino hacia
una meta donde ir puede ser largo y angosto, pero plantear excusas nos crea un
muro que nos impide ver a dónde vamos”
Enrique Floriano Millán