miércoles, 27 de mayo de 2015

La excusa:

¿ vicio, manía o enfermedad?


Porque, es que, tenía que, haber si, y si... ¿En cuántas ocasiones nos hemos escudado en estas palabras parapetados ante el olor del fracaso?. En mi trayectoria deportiva me he encontrado miles de veces con el vago pensamiento de su significado ante la derrota. Si, no lo ocultéis, no intentéis convencerme  que nadie de los que leeréis este post no lo habéis usado nunca.

              En una carrera de natación, se maneja mucho la gestión de tiempos emocionales, ya que es cuestión de milésimas de segundo tomar decisiones que pueden marcar la diferencia entre el éxito y la derrota. Esto va muy ligado a la visualización hiperincursiva, algo que aprrendí de Emilio Duró. Se trata sencillamente de anteponerse a los estados negativos rellenando nuestro espacio temporal con pensamientos positivos, es decir, no esperar al resultado para dar a conocer nuestras excusas y visualizar aquello por lo que competimos, eso si, desde una perspectiva real.

              Bien, una vez realizada mi entrada voy a comenzar a hablar de la importancia de generar tabúes semánticos ( pedante) que cuestionen nuestro camino hacia un objetivo. Quiero tratar la excusa anteponiendo la visualización del éxito ante la derrota. Tanto en la vida como en el deporte, hay que ser realista con uno mismo y no permitir que nuestro ego nos ciegue ante  la realidad. Un buen deportista se prepara cada día durante muchas horas para generar la mejor versión de sí mismo. Por ello cuando llega el momento de la verdad, ese en el que tu mente empieza a cuestionar tus recursos físicos, debemos ser conscientes de que nunca debemos cuestionar nuestra capacidad de esfuerzo y mucho menos usar las palabras porque, es que, tenía que, haber si, y si... ya que lo que conseguimos con ello es debilitar  uno de los valores más importantes en un deportista de élite: la superación.

              Como he comentado antes la vida y el deporte van ligados en lo que a planteamiento de objetivos se refiere. En el día a día nos cuestionamos si llegar a ese objetivo que nos hemos marcado está al alcance de nuestras manos y nos preocupamos más en modelar nuestras excusas que en visualizar los motivos de conseguirlo. Y ahora me pregunto, ¿hasta cuánto estamos dispuestos  a luchar por llegar a lograr lo que nos proponemos sin poner excusas y usando toda nuestra motivación para dar nuestro 100%?.  ¿Creemos lo suficiente en nosotros mismos como para saber que si lo intentas, al menos te das la oportunidad de omitir la posibilidad de una retirada?.

“el camino hacia una meta donde ir puede ser largo y angosto, pero plantear excusas nos crea un muro que nos impide ver a dónde vamos”
   Enrique Floriano Millán


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